Corazón de río



Hay despedidas que se sienten incluso antes del comienzo.

La nuestra aún no llega, pero la veo correr entre mis manos, como cuando tratas de atrapar ese fragmento de líquido para dar el último sorbo. Podrás terminar empapado, pero no satisfecho y mucho menos hidratado. 
Imposible tener un trago completo, ni lamiendo la humedad de los dedos. 

Atraída por la belleza del sonido quise tocar tus bordes, pero resbalé y quedé sumergida por completo. Qué extraña sensación de ausencia se vive debajo de la superficie... tal vez fue ahí donde me sentí cobijada.

Nunca había nadado en un cuerpo de agua, hasta que descubrí el tuyo. Y aún no estoy segura si me mantengo aquí por sed, por la sensación de profundidad o para regar mis flores. Mi única certeza es que no puedo permanecer mucho tiempo dentro, sin haber maltratado considerablemente mi piel entre tus corrientes. 

Tienes corazón de río amor, corazón de agua que fluye y fluye y fluye... y si me dejo llevar, temo a la vastedad del océano. Creo que no sé nadar tan bien como para convertirme en sirena, sin antes sentir una profunda angustia, y mi intención no es convertirte en estanque o presa. 

Me gustan tus peces; la libertad de tus peces. 

Ojalá te sentaras en esta orilla conmigo un rato, pero no se puede ser agua y tierra a menos que quieras transformarte en barro. 

Ojalá fueras testigo conmigo de tu inmensidad y tu vaivén tan hipnótico, sólo entonces sabrías por qué sigo aquí, confundiendo mi movimiento con el tuyo, 

siendo ola, loto, pez, espuma...  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mudanza.

De todo lo que no soy.

n o e s c a s u a l i d a d